La práctica del yoga reduce los sofocos y la sudoración nocturna durante la menopausia y agudizaría la función mental, informó un equipo de investigadores en India.Para investigar si el yoga sería útil para las mujeres con síntomas físicos y cognitivos de la menopausia, los autores les indicaron a 120 mujeres menopáusicas, de entre 40 y 55 años, practicar yoga o hacer una rutina simple de estiramiento y resistencia cinco días a la semana, durante ocho semanas.
Las posturas, la respiración y la meditación incluidas en la intervención con yoga estaban "orientadas a lograr un efecto común, es decir, 'obtener destreza mediante modificaciones mentales' (...) a través de 'la disminución de la tasa de flujo de pensamientos en la mente'", explicaron los investigadores.
Las mujeres que practicaron yoga también escucharon grabaciones sobre el uso del yoga para manejar el estrés y otros asuntos asociados con la disciplina, mientras que el grupo de control escuchó grabaciones sobre alimentación, ejercicio, fisiología de la menopausia y estrés.
A las ocho semanas, las mujeres que habían practicado yoga alcanzaron una reducción significativa de los sofocos, la sudoración nocturna y las alteraciones del sueño, lo que no le ocurrió a las participantes del grupo de control, informó el equipo dirigido por el doctor R. Chattha, de la India.
Ambos grupos mejoraron el rendimiento en una prueba de atención y concentración, aunque los resultados del grupo que había practicado yoga fueron superiores.
En una prueba de memoria e inteligencia con 10 componentes, el grupo que había practicado yoga mejoró en ocho de ellos y el de control, en seis. El grupo que había practicado yoga obtuvo resultados significativamente mayores que el de control en siete subpruebas.
"El estudio demuestra la superioridad del yoga con respecto de la actividad física para mejorar las funciones cognitivas que podrían atribuirse al énfasis de la disciplina en la corrección de la respiración, su sincronización con los movimientos del cuerpo, la relajación y el descanso mental", concluyeron los autores.
Las posturas, la respiración y la meditación incluidas en la intervención con yoga estaban "orientadas a lograr un efecto común, es decir, 'obtener destreza mediante modificaciones mentales' (...) a través de 'la disminución de la tasa de flujo de pensamientos en la mente'", explicaron los investigadores.
Las mujeres que practicaron yoga también escucharon grabaciones sobre el uso del yoga para manejar el estrés y otros asuntos asociados con la disciplina, mientras que el grupo de control escuchó grabaciones sobre alimentación, ejercicio, fisiología de la menopausia y estrés.
A las ocho semanas, las mujeres que habían practicado yoga alcanzaron una reducción significativa de los sofocos, la sudoración nocturna y las alteraciones del sueño, lo que no le ocurrió a las participantes del grupo de control, informó el equipo dirigido por el doctor R. Chattha, de la India.
Ambos grupos mejoraron el rendimiento en una prueba de atención y concentración, aunque los resultados del grupo que había practicado yoga fueron superiores.
En una prueba de memoria e inteligencia con 10 componentes, el grupo que había practicado yoga mejoró en ocho de ellos y el de control, en seis. El grupo que había practicado yoga obtuvo resultados significativamente mayores que el de control en siete subpruebas.
"El estudio demuestra la superioridad del yoga con respecto de la actividad física para mejorar las funciones cognitivas que podrían atribuirse al énfasis de la disciplina en la corrección de la respiración, su sincronización con los movimientos del cuerpo, la relajación y el descanso mental", concluyeron los autores.
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